miércoles, 7 de marzo de 2012

Con faros y sin luces

La mezcla falsa siempre ha constituido un arma poderosa para mantener el orden de una baraja o de un grupo considerable de cartas. Todos hemos dedicado un considerable periodo de tiempo para perfeccionar algún método que nos satisfaga. Curiosamente, eso no ha ocurrido con la mezcla faro: muchos estamos de acuerdo en su potencial, ya que se trata de una mezcla verdadera, pero no creemos que su entrenamiento merezca la pena por el riesgo de cometer alguna equivocación. Quizá el motivo sea precisamente que se pierde todo el control de la baraja si no se realiza correctamente.
El juego que voy a describir utiliza la mezcla faro pero no tiene la limitación de que tenga que ser perfecta. De modo que puede realizarse en público mientras estamos en el proceso de perfeccionamiento de la mezcla.
El juego es original de Bill Reid, hacia mediados de la década 1950-60, como parte de un folleto de doce juegos que escribió en colaboración con Alex Elmsley, folleto que no llegó a publicarse y que estuvo perdido durante mucho tiempo hasta que fue rescatado por Jack Avis. En el tomo dos de los “Collected works of Alex Elmsley”, escrito por Stephen Minch, se describe este juego y otras modificaciones realizadas por el mismo Elmsley. El juego original, titulado “Descubrimiento automático”, ya bastante resultón, es el siguiente.

Un espectador divide la baraja en dos mitades, se queda con una y entrega la otra al mago. Cada uno abre su paquete en abanico y da a elegir al otro una carta. Ambos miran y recuerdan la carta elegida, la colocan en la parte superior de su propio montón y cortan. Se juntan de nuevo ambos paquetes y el mago realiza una mezcla (faro, por supuesto). A continuación, entrega la baraja al espectador, quien va sacando cartas de la parte superior, dejándolas en la mesa caras arriba, tratando de adivinar la carta del mago. Éste hará un gesto inconfundible cuando aparezca su carta, dando a entender que es la suya para que el espectador, demostrando sus dotes de “percepción sensitiva”, la adivine. Por último, el mago dice que la carta del espectador la adivinará por un método automático. Como la carta del mago es un diez, pide que cuente diez cartas de la parte superior de la baraja. La décima carta es, en efecto, la elegida por el espectador.

Para realizar el efecto, hay que seguir estrictamente el proceso indicado con las siguientes observaciones:
  1. Inicialmente, el mago coloca un diez como quinta carta desde la parte inferior de la baraja.
  2. Cuando el espectador hace dos montones, el mago se queda con el montón superior.
  3. Cuando el mago elige una carta del montón del espectador, la olvida y recuerda el diez que había colocado al principio como quinta carta.
  4. Como el espectador coloca su carta encima de su montón, al cortar hay una separación de cinco cartas entre la suya y la “supuesta” carta del mago.
  5. La mezcla faro no importa si es exterior o interior, no importa si se ha cortado exactamente por la mitad. Sólo hay que tener la precaución de que las cartas del centro del paquete queden alternadas perfectamente. Así, la separación entre las cartas elegidas es de diez.
  6. El resto es presentación. El espectador agradece haber podido adivinar la carta del mago a pesar de la ayuda recibida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario